CON ESTOS 10 PASOS LOGRE LIBERARME DE LA COCINA

Soy de las que pasa en la cocina más tiempo del que quisiera. Y no es que no me guste cocinar. Adoro preparar algo especial para compartir entre amigos, o con mi pareja, o inventando una comida nutritiva para el niño melindroso de la casa, pero a veces quisiera liberarme un poco de la tarea diaria de alimentar a la familia.

Este año me he propuesto llevar adelante un plan para convertir la cocina en territorio y responsabilidad de todos. La clave: planificarse mejor. ¿Cómo lograrlo? Ahí van algunas sugerencias:

1. Aunque la improvisación es un arma fundamental en la cocina, no le dejes todo a ella. Haz una lista de los platos preferidos por todos en casa y elabora un menú variado para cada día de la semana.

2. Rota el turno en la cocina. Si los otros miembros de la familia no saben cocinar, plantéales el reto de aprender a elaborar al menos un plato del menú.
  
3. El que cocina no lava la loza, ni pone y retira la mesa,  y viceversa; así se repartirán mejor las tareas.
4. Confecciona tu propio libro de recetas, o actualiza el que ya tienes, con platos nutritivos y fáciles de hacer. Pide a familiares y amigos que añadan las suyas.

5. Cuando vayas al mercado, lleva tu lista con los ingredientes que necesitas para tus platos; de esta forma no tendrás que cambiar el menú a última hora por falta de alguno de ellos.

6. Si el plato del día se puede conservar bien en el congelador, prepara unas porciones extras y guárdalas para un momento de apuro, o de pereza.

7. Reserva al menos un día de la semana para darle descanso a la estufa. Aprovecha para cenar fuera, hacer un picnic, aceptar una invitación a comer o pedir comida china.

 
8. Si ninguna de las opciones del punto 7 es factible para ti, entonces descongela algo ya elaborado, prepara un refrigero o aprovecha lo que quedó de la cena anterior, pero proponte firmemente no encender la cocina la ese día.

9. Una buena idea para los fines de semana es organizar entre amigos  “mesas suecas”, “picadas” o “espetos corridos” (según se diga en cada región) rotativos, de forma que cada vez toque en una casa diferente, y todos puedan contribuir llevando un plato.

10. Y por último, pero no por ello menos importante, siéntete libre de romper cualquiera de estas reglas cuando así lo desees o necesites, de forma que no se conviertan en una camisa de fuerza.